“El ciudadano ilustre”: pueblo chico, infierno grande

La nueva película de los directores de “El hombre de al lado” explora los dilemas morales de un escritor argentino que recibe el Premio Nobel.

En su cuarta película, los directores Gastón Duprat y Mariano Cohn deciden volver a implantar el debate ético sobre el hecho artístico. Daniel Mantovani (Oscar Martínez) es un escritor argentino en el ocaso de su carrera que acaba de recibir el Premio Nobel de literatura. Luego de recibir una invitación, decide volver a Salas, su pueblo natal, tras 40 años de exilio. Pero apenas llega al lugar, el choque cultural entre su status de escritor profesional y la ignorancia de su pueblo le recuerda las razones por las cuáles se marchó de allí.

La actuación de Oscar Martínez resulta verosímil, pero es opacada inevitablemente por Dady Brieva en la creación del personaje de Antonio, quizás una de las construcción actorales más logradas de su carrera dramática.

Reir para no llorar

“El ciudadano ilustre”, a pesar del tono satírico que ya es marca registrada de los directores, deja un sabor amargo en la boca. La película plantea varias dicotomías sobre la condición humana, el lugar del arte y la cultura en los pueblos, y la potestad y la calidad de quien se atreva a juzgarlos.

Desde las obras cerradas que son sus largometrajes, los creadores de “El hombre de al lado” parecen gritarle al público argentino: “Dale, reite del que es diferente; pero si lo vas a hacer, bancatelá”.

Comercio de almas

«De Herbert West, amigo mío durante el tiempo de la universidad y posteriormente, no puedo hablar sino con extremo terror. Terror que no se debe totalmente a la forma siniestra en que desapareció recientemente, sino que tuvo origen en la naturaleza entera del trabajo de su vida, y adquirió gravedad por primera vez hará más de diecisiete años, cuando estábamos en tercer año de nuestra carrera, en la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic de Arkham

 .»

Así comienza el relato «Herbert West: El reanimador», de H.P. Lovecraft H.P. Lovecraft's Shadow over Providence , Ser humano (y «ser humano» aquí es un mero eufemismo para no decir una palabra mucho más terrible, secreta, prohibida) que se encargó de entronizar el género del terror en la literatura. Seis lineas solamente, y ya el mundo alrededor del lector se desvanece. En 6 líneas Lovecraft plantea un misterio tan oscuro como el alma humana y el «mundo después de la muerte». No es menor el dato de la ciudad de Arkham (aquellos fanáticos de la saga Batman sabrán de qué rayos estoy falando).

Batman: Arkham City .

Herbert West, como habrán adivinado y muchos, quizás, ya sabrían, es un médico forense que se dedica a experimentar con cuerpos humanos.Y a remolcar almas desde el mundo de los muertos.

Quizás la parte más aterradora del relato sea el capítulo IV, titulado «El grito del muerto». En él, el narrador-protagonista que supo ser amigo del dr. West mientras realizaba sus escalofriantes ex-perimendos, se narra en particular que es el causante (y el narrador lo admite sin tapujos) del asco y del más profundo horror por el dr. Herbert West. El dr. aplica el suero desarrollado por él mismo, como era su costumbre, con el cual solía devolverle «por unos breves instantes» la vida  a las persaonas, a un cadaver de guerra cuya cabeza había sido seccionada del cuerpo y descansaba a unos metros de ellos.

«Porque aquel cadáver fresco, cobrando conciencia finalmente de forma aterradora, con los ojos dilatados por el recuerdo de su última escena en la tierra, manoteó frenético en una lucha de vida o muerte con el aire y, de súbito, se desplomo en una segunda y definitiva disolución, de la que ya no pudo volver, profiriendo un grito que resonara eternamente en mi cerebro atormentado:

—¡Auxilio! ¡Aparta, maldito demonio pelirrojo… aparta esa condenada aguja!».

Como es costumbre en éstos casos, el relato tuvo su inspiración cinematográfica, llevada a las pantallas por el director Stuart Gordon.

Aunque hay quienes, no conformes con la película, se atreven a prononer otras alternativas:

 

#Whatever. En todo caso, otro bellísimo relato para cultivarse el cerebelo antes de ir a dormir.

Pierna de chango

«—A primera vista, es una patita momificada que no tiene nada de particular —dijo el sargento mostrando algo que sacó del bolsillo.

La señora retrocedió, con una mueca. El hijo tomó la pata de mono y la examinó atentamente.

—¿Y qué tiene de extraordinario? —preguntó el señor White quitándosela a su hijo, para mirarla.

—Un viejo faquir le dio poderes mágicos —dijo el sargento mayor—. Un hombre muy santo… Quería demostrar que el destino gobierna la vida de los hombres y que nadie puede oponérsele impunemente. Le dio este poder: Tres hombres pueden pedirle tres deseos.

The Monkey's Paw

Pocos relatos hay más escalofriantes y tétricos que «La pata de mono», de W.W. Jacobs. Otra vez, la magia se trenza con el misterio. Pero la magia negra. Ocultismo, hechizería son apenas delineados en este cuento.

, como se lo conoció originalmente en Inglaterra, se mete con los instintos más bajos del ser humano. Los deseos más ávidos, podridos: cambiar el destino, vencer a la muerte. La historia es harto conocida: un matrimonio es obsequiado con una pata de gorila disecada  traída de la India

 que cumple deseos. Pero los deseos están cargados de materia de los subsuelos y las catacumbas. Cada deseo trae algo nefasto, casi anulando lo positivo del mismo acto de desear, corrigiendo así el rumbo de la existencia y advirtiendo eso que el oficial dice al comenzar el relato: que «el destino gobierna la vida de los hombres y que nadie puede oponérsele impunemente».

El cuento, con un lenguaje económico, juega con las figuras y las imágenes, o más bien la falta de ellas y su correspondiente «otra cara de la moneda»: la imaginación. Delineando lo que luego daría en llamarse, en el género del cine y la literatura contemporánea, «terror psicológico», apenas esboza unos leves trazos, unas mínimas palabras para hacer girar la mente del lector sin la necesidad de postular monstruos ni criaturas horribles.

   «El talismán cayó al suelo. El señor White siguió mirándolo con terror. Luego, temblando, se dejó caer en una silla mientras la mujer se acercó a la ventana y levantó la cortina. El hombre no se movió de allí, hasta que el frío del alba lo traspasó. A veces miraba a su mujer que estaba en la ventana. La vela se había consumido; hasta casi apagarse. Proyectaba en las paredes y el techo sombras vacilantes.

Con un inexplicable alivio ante el fracaso del talismán, el hombre volvió a la cama; un minuto después, la mujer, apática y silenciosa, se acostó a su lado.

No hablaron; escuchaban el latido del reloj. Crujió un escalón. La oscuridad era opresiva; el señor White juntó coraje, encendió un fósforo y bajó a buscar una vela.

Al pie de la escalera el fósforo se apagó. El señor White se detuvo para encender otro; simultáneamente resonó un golpe furtivo, casi imperceptible, en la puerta de entrada.

Los fósforos cayeron. Permaneció inmóvil, sin respirar, hasta que se repitió el golpe. Huyó a su cuarto y cerró la puerta. Se oyó un tercer golpe.»

De yapa, el cuento relatado por el maestro del terror, Alberto Laiseca. No recomendable para leer de noche, en silencio, soledad y con poca luz. Y mucho menos… en «La hora del lobo».

Muerte: soy el cielo, mirando a los ángeles que lloran

Diario de Jonathan Harker (continuación)

«18 de mayo. He bajado a ver de nuevo esa sala a la luz del día, pues es preciso que sepa la verdad. Cuando llegué a la puerta en lo alto de las escaleras, la encontré cerrada. La habían empujado contra las jambas con tanta fuerza que habían saltado astillas de madera. Vi que no habían corrido el pestillo de la cerradura, pero la puerta está trancada por dentro. Me temo que no fue un sueño y deberé obrar en consecuencia».

Bram Stoker Centenary

Antes de que éste consagro genio de la literatura universal se apropiara de las leyendas urbanas de Rumania

  y halo de misterio que rondaba la vida y la muerte del perverso y despiadado príncipe Vlad III, más conocido como Vlad el Empalador, príncipe de Valaquia, los vampiros eran solo cuentos populares que circulaban en el eter, sin ningún mérito aparente. Al igual que pasa con Wells y su Invisible man El hombre invisible , o con Shelley y el dr. Victor  Frankenstein The Monster's Lair , el miedo y la mosntruología ya no volverán a ser los mismos después de que estos magos místicos hayan plantado sus obras sobre la tierra. Estos tres monstruos (Shelley, Wells y Stoker) marcan un quiebre en la literatura de terror. Stoker especialmente. Uno de los 3 o 4 libros que realmente me hizo helar la sangre de chico pero que no podía dejar de leer vorazmente, que me hacía dormir con la luz prendida porque, si la apagaba, veía dos puntitos rojos flotando en el aire, en el vacío de la vasta oscuridad de la habitación, y no había noche que no me despertara gritando, con el corazón en la boca. Y cito:

«Una de las mujeres se adelantó de un salto y abrió el saco. Si no me engañaron los oidos, se oyó un suspiro y un leve sollozo, como de un niño medio ahogado. Las mujeres lo rodearon, al tiempo que yo me quedaba pasmado de horror. Pero, mientras las estaba mirando, desaparecieron, y con ellas el saco terrible. No había ninguna puerta cerca de ellas, y no pudieron pasar ante mí sin que yo lo notara. Pareció sencillamente que se habían disuelto en los rayos de luna y habían salido por la ventana, pues vi en el exterior por un instante sus formas tenues y oscuras, antes de que terminaran de disolverse del todo.

Entonces me dominó el horror y quedé incosciente.»

Varios ríos de tinta y de material fílmico han corrido a partir de este texto revelado, surgido directamente de la oscuridad de la noche a través del medium Bram Stoker, siendo quizás las decantaciones más interesantes

 

Murió un hijo de mil putas

Facundo M. Desimone

«Más allá de su muerte, las condenas que muchos recibieron van a quedar para siempre grabadas en la historia», subraya Macarena, nieta del poeta Juan Gelman, hija de padres desaparecidos y víctima ella misma del plan sistemático de robo de bebés comandado por el Teniente General Jorge Rafael Videla durante la última dictadura militar argentina.

Jorge Rafael Videla

Al enterarse de su muerte, que se produjo hoy por causas naturales mientras cumplía su condena  por los crímenes efectuados durante el golpe militar que desangró al país entre 1976 y 1983, la nieta del poeta  se lamentó de que el genocida haya muerto sin revelar datos sobre desaparecidos. “»La sociedad y el mundo hoy saben quién fue y las atrocidades de las que fue responsable. No puedo evitar pensar en lo que falta, en la búsqueda de los desaparecidos y en los chicos robados”, sostuvo con firmeza Macarena.

Videla murió cómo merecía: solo como un perro, en su celda de la cárcel común de Marcos Paz. Tenía 87 años. Estaba siendo juzgado por –acuerdos coordinados de los gobiernos militares de facto latinoamericanos para ejercer a gusto y piacere la represión ilegal, el secuestro y el asesinato de personas sin juicio previo–. Nunca se arrepintió de ninguno de los crímenes cometidos. Muy por el contrario, a sus 87 años, todavía seguía justificando todas las atrocidades llevadas a cabo por los gobiernos de facto de América Latina en la década de 1970.

Macarena es hija de María Claudia García y Marcelo Gelman, quien a su vez era hijo de Juan Gelman, periodista comprometido y poeta extraordinario que fue galardonado con el Premio Cervantes en el año 2007. Marcelo fue asesinado. A María Claudia la llevaron embarazada en un vuelo clandestino a Montevideo, donde dio a luz. Sus restos nunca fueron encontrados. Macarena fue depositada hace 23 años en la puerta de sus padres adoptivos y hace solo 13 años que conoció la verdad.

Sí, hoy murió un hijo de mil putas, llevándose un montón de datos importantes para encontrar a los desaparecidos y a los bebés robados que todavía falta encontrar. ¿Sufrió todo lo que merecía? No necesariamente. ¿Su castigo fue suficiente? Algunos todavía pensamos que la sacó demasiada barata. El pueblo argentino debería estar de fiesta esta noche. Pero no es suficiente. Todavía no es suficiente. Como sentenció Macarena: «Hay muchos otros responsables» que siguen aun vivos.

Macarena Gelman

Macarena Gelman

Fuentes: SUR diario de Málaga, Página/12

Enlaces relacionados

http://www.youtube.com/watch?v=Tf6aBRmMVsA

http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-220235-2013-05-17.html

http://www.youtube.com/watch?v=Ye8hPYt4uUo

http://www.facebook.com/cecilia.pando.925/posts/173742722788070

http://www.youtube.com/watch?v=Sv3SuYGJgD0

http://www.politicadeestado.com/index.php/argentina9/presidentes-argentinos/item/471-jorge-rafael-videla.html

http://www.youtube.com/watch?v=qJVKjSL15NI

http://www.todo-argentina.net/historia/civmil/videla/

http://www.youtube.com/watch?v=yIR9ZnhELLc

http://www.losandes.com.ar/notas/2013/5/17/jorge-rafael-videla-murio-arrepentirse-nada-715031.asp